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Como escritor, ha publicado el ensayo «La educación secundaria venezolana: un muerto sin dolientes» (1985) y el libro de cuentos Dios y otros mitos (1993). En 1996, sus cuentos «El pasado» y «El eco de ambos» se hicieron acreedores de los premios literarios Día de la Juventud y Poeta Pedro Buznego, respectivamente, ambos de carácter nacional en Venezuela. Su relato Florida, publicado en Badosa.com, obtuvo el primer premio en el X Concurso Anual de Literatura del Núcleo Maracay de la Universidad Central de Venezuela.
Disponiendo sólo de treinta minutos y la premura de Guzmán, el periodista entró en la celda del asesino. Todo en la prisión le oprimía los nervios, desde la horrenda entrada —con sus puertas herrumbrosas, de moradas bisagras; con sus paredes cubiertas, hasta más allá de un metro, por un musgo espeso y pustulento—, pasando por el alcaide —qué grandes ojeras, qué anillo de graduación, qué diente de oro, qué hombre tan detestable— hasta la celda del asesino —oscuras la celda y el asesino, oscuro el guardia que nunca se apartaba de la puerta—, todo aparentaba tener la expresa intención de torturarle. El periodista se extrañó, la tarde anterior, cuando Guzmán decidió finalmente darle a él la cobertura de la entrevista con el asesino. El Gallo, muy preparado en estas lides por llevar ya más de una década en sucesos, fue descartado por Guzmán de manera sorpresiva. Así se lo hizo saber cuando se enteró de que él sería el designado. —Es completamente explicable —resolló Guzmán, a la mitad de un cigarrillo—. El asesino ha dicho que nadie creería su historia y, como ya ha sido condenado al fusilamiento, prefiere contarla a un periodista que a un juez. El asesino ha solicitado expresamente a un periodista que no esté familiarizado con la última página.
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